en mi cabeza continuaba aun su reflejo después de seis horas de un largo viaje
su recuerdo, sus manos con las mías, todo girando a nuestro alrededor y yo jugaba con el, danzante entre el largo pasto decorado por flores amarillas y moradas, tu imagen recostada entre las hojas de los álamos, tu pelo suelto como siempre, revolviendo todo lo que siempre había querido pero nunca había tenido
su boca, esos ojos los que tenían tanto que decir que no les vasto con un color y mezclaron dos para poder hablar claro, esos brazos, como bufandas calentaban mi cuello.
Todo callo de repente pero tu, tu aun bailabas sencillamente como un recuerdo entre la gente.
